El Gobierno argentino, tomando recaudos para no pasar sobresaltos, marcó la necesidad de discutir los alcances del acuerdo que rige el intercambio del sector automotor con Brasil; tema que fue planteado a los funcionarios brasileños, en oportunidad de la visita oficial de Jair Bolsonaro a nuestro país.
La razón radica en que dos de cada tres autos que exporta Argentina se venden en el mercado brasileño, aprovechando la plataforma que ofrece el acuerdo automotor vigente con nuestro socio mayor del Mercosur.
Una de las claves es la política de comercio regulado, a través de la aplicación de un 'flex' un coeficiente que mide el desvío entre los valores exportados (vehículos terminados y autopartes) y los exportados.
Por más que el acuerdo vigente culmina en junio de 2020, el objetivo del Gobierno es negociar con anticipación la continuidad del régimen, para ganar tiempo y cerrar, más temprano que tarde, un nuevo acuerdo que postergue en el tiempo la entrada en vigencia del libre comercio y, de alguna manera, dé más tiempo a la industria local a prepararse para ese momento.
Por otro lado, la vigencia de un acuerdo compensado, permitiría mantener también las inversiones en terminales y autopartistas, y en consecuencia el empleo local. Sin prórroga, el mayor impacto se sentiría en la industria de autopiezas y componentes.
O sea que la mira está puesta en la renegociación del acuerdo automotor, con el fin de extenderlo hasta 2023, no siempre fácil esto, por la siempre difícil postura de Brasil para seguir con un régimen compensado de intercambio sectorial y la dilación en ir hacia el libre comercio en la industria automotriz, la pieza de cambio sería ampliar el flex. Actualmente el acuerdo establece un flex de 1,5 dólares por cada dólar exportado en un sentido u otro. Hasta comienzos de 2018 el crecimiento de las importaciones desde Brasil produjo un desbalance que llevó a superar el límite impuesto por el acuerdo y a la amenaza de aplicación de multas a varias terminales brasileñas.
Según fuentes sectoriales, tras la devaluación de mediados de 2018, “el flex pasó a estar debajo de 1 (entre 0,6 y 0,8)”, con lo cual se redujo significativamente el desbalance. La razón es la caída de importaciones y cierta mejora en las exportaciones argentinas. Sin embargo, en el acumulado de vehículos terminados y autopartes, tanto en lo que es producción como reposición, el flex hoy está en torno a 1,7.
Las fuentes del autopartismo local destacan que “el flex a 1,7 está bastante en línea con lo que quiere Brasil”. El tema preocupa también en ambos lados de la frontera porque la aplicación de aranceles sobre el excendente.
Mientras las importaciones extrazona para 35% de arancel en el caso de vehículos y 18% en autopartes, las importaciones intra Mercosur que excedan el flex tributarían 24,5% en autos y 13,5% en autopartes.
Fuente: Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación.
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