La AFIP oficializó la actualización de la base imponible como estaba prevista de forma trimestral.
El valor del 0 km alcanzado por este gravamen, tomando su precio de venta de fábrica o importador a concesionaria, pasará de $1.580.935 a $1.764.993, para la primera escala, y de $2.917.700 a $3.258.450 para la segunda. A esos montos, hay que aplicarle el IVA más el margen comisional de alrededor de 15%. Es por eso que, el precio final es orientativo porque depende de si la concesionaria resigna o no parte de sus ganancias. De ese ingreso, tiene que afrontar todos los costos de la concesionaria (laboral, alquiler, servicios, impuestos y demás). Lo que queda será su rentabilidad.
Es por eso que muchos modelos quedan “topeados” justo debajo de la base imponible para no sufrir ese recargo. En el caso de no poder sostenerlos en ese nivel, esos autos se dejan de comercializar en la práctica ya que quedan descolocados frente a la competencia. Esto es lo que está sucediendo desde hace unos días. A la escasez de unidades por las dificultades para importar, se suma la proximidad del cambio de la base imponible para los vehículos más caros. Ante eso, la oferta de estos 0 km se ve más restringida a la espera de la actualización.
La mayoría de los modelos afectados son importados pero también alcanza a algunos de producción nacional. Hay que tener en cuenta que los 0 km más accesibles del mercado tienen un precio por arriba de $1 millón por lo que la franja que queda exenta es muy chica y eso hace que tributen modelos del segmento mediano.
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