jueves, septiembre 7

Así son los diez Ferrari que más gustan a los aficionados

Recordando los carros de Maranello en su 70º aniversario - parte 4.
Uno de los Ferrari más célebres entre los modelos de serie de la marca es también uno de los que más responsabilidad ha tenido al hacer trascender la fama de la empresa de una a otra generación de aficionados / clientes y de una generación técnica tradicional a otra mucho más vanguardista, caracterizada por las especificaciones extremas, pero también por todo tipo de solución exótica. Nos referimos a la generación “berlinetta bóxer”, que Ferrari quiso identificar con las siglas BB a lo largo de uno de los ciclos industriales más largos que haya tenido un carro de esta marca.
El Ferrari BB fue producido ininterrumpidamente durante once años, entre 1973 y 1984, siendo el primer automóvil con motor central en llevar el emblema del Cavallino Rampante. Nunca antes Ferrari había mantenido un carro en producción durante tanto tiempo y sin embargo, nunca corrió el riesgo de sentir que éste “pasaba de moda” en algún aspecto.
Hasta la llegada del BB, Ferrari había mantenido un criterio de ingeniería bastante tradicional para sus productos de serie, con una disposición típica para el tren de mando, las suspensiones y otros elementos del chasis, pero con especificaciones más generosas que las de los carros tradicionales, por lo que respecta a peso, cilindrada del motor, cantidad de cilindros y equipo básico. 
El BB fue el primer Ferrari en el cual el estilo exótico de la carrocería –que se hizo mucho más exótico aún- estaba realmente respaldado por una ingeniería igualmente atrevida.  Antes que el BB, ya el Dino Ferrari (ver edición del martes) había introducido a Ferrari en una nueva dimensión en lo técnico y lo estético, pero aquel era un producto pensado para un escalón inferior del mercado al que Ferrari estaba habituada a ocupar.  El BB, en cambio, fue el reemplazo legítimo del famoso 365GTB/4 al que la posteridad llamó Daytona.
A pesar de que la técnica del motor central fue rodeada de un gran prestigio desde que Lamborghini la usó por vez primera en un auto de serie al lanzar el Miura en 1967, Ferrari insistía en mantenerse fiel a la distribución tradicional de motor frontal longitudinal y la conservó en el Daytona, incluso a pesar de que ya entonces otros productores de autos exóticos en Italia como Maserati y De Tomaso se habían pasado al motor central.   Los colaboradores de Enzo Ferrari le insistieron mucho en la necesidad de dar también el paso y cuando Il Commendatore se decidió a hacerlo, también se atrevió a crear otras cosas.
Las siglas BB aluden al término “berlinetta”, lo cual hasta entonces se creía asociado exclusivamente al concepto del motor central transversal, como en el Dino. También aluden al término 'bóxer' lo cual significaba en teoría que el carro tenía cilindros opuestos, como el Porsche 911. Sin embargo el tiempo demostró que en realidad el motor se trataba en realidad de un V12 con una abertura de 180º, o lo que en el ambiente se conoce como motor plano (flat engine).
La estructura del motor V12 “flat” usada en el BB recordó mucho a la generación 312T de monoplazas con los que Ferrari volvió a los primeros puestos en el Campeonato del Mundo de Fórmula 1 desde que apareció el 312B de 1970.  La industria interpretó al BB como el primer producto “verdadero” de la “nueva Ferrari” nacida tras la toma de control del grupo Fiat de Turín y su diseño involucró cosas hasta entonces bastante vetadas a la producción en serie como el desarrollo en túnel de viento, la instalación de radiadores laterales, el uso de esquemas de frenos más atrevidos y otras soluciones.
El primer modelo de la serie BB, el 365GT4, heredó esa sigla de su predecesor, el Daytona, al mantener la cilindrada unitaria de éste.  El diseño de la carrocería fue creado por Leonardo Fioravanti en Pininfarina y fue básicamente la adaptación para la producción en serie de los conceptos expresados por el prototipo P6.  El carro se mostró por vez primera como prototipo en el Salón de Turín de 1971, cuando aún no se había decidido si pasaría a ser producido en serie, lo cual ocurrió casi dos años después, en el Auto Show de París de 1973. Su producción se mantuvo durante algo menos de dos años y fue de apenas 387 carros, debido al alto precio y también a la recesión que sufrió la industria automotriz mundial debido a la crisis energética en Occidente.
Animada por los éxitos en Fórmula 1, Ferrari practicó un severo rediseño al 365GT4 para convertirlo en el 512BB. Los 4.4lts del motor flat12 original se convirtieron en 4.9lts y la potencia pasó de los 380HP originales a 360HP a fin de añadir fiabilidad al producto. Las prestaciones se mantuvieron porque el peso del nuevo carro fue algo menor y también porque Ferrari hizo varios retoques al tren de mando y al chasis para dulcificar su desempeño.  Con una cadencia de producción de 150 unidades al año, Ferrari acabó produciendo 929 unidades entre 1976 y 1981, cuando decidió volver a modificarlo.
La tercera generación del “berlinetta bóxer” fue presentada en 1981 con la denominación BB512i, lo cual significaba esencialmente que la espectacular y caprichosa batería de seis carburadores dobles era reemplazada por un sistema de inyección indirecta Bosch y que la carrocería recibía diversos ajustes que permitieron ensamblarla con más calidad y precisión, admitiendo algunos leves cambios técnicos en el proceso. 
Añadir inyección al motor V12 permitió adaptar finalmente el carro a las normas de ambiente imperantes en EE.UU, lo cual posibilitó vender el BB512i en ese país y en consecuencia triplicar su ritmo de producción, al punto de fabricarse 1007 unidades en poco más de tres años.
En 1984, Ferrari presentó sobre el BB un profundo rediseño de carrocería y de interiores que en la práctica dio al carro una identidad muy diferente, lo cual a su vez propició que se le diera al resultado un nuevo nombre, Testarossa, con el cual fue comercializado a partir de la segunda mitad de ese año.
La combinación entre un motor de 380HP, una carrocería muy aerodinámica (Cd.036) y un peso que rondaba los 1100kgs con una distribución central del tren de mando dio como resultado un carro extremadamente poderoso y de desempeño verdaderamente reactivo, que exigía capacidades muy superiores a la de los automovilistas promedio de esos tiempos, mereciéndole el calificativo de “caprichoso”.  La transición de 365GT4 a BB512i dulcificó mucho el comportamiento del carro, pero todavía éste seguía manteniendo los tradicionales caprichos de los Ferrari de esos tiempos, como la propensión al óxido, la necesidad de aplicar rutinas de mantenimiento constante al tren de mando, la fragilidad mecánica y la poca calidad de herrajes como palancas de luces, seguros de puertas, switches, limpiaparabrisas y demás. Ello le hizo perder mucho valor como vehículo usado, pero en los últimos años la posibilidad de acceder a piezas de más calidad para hacer empacaduras, correas de mando, mangueras y demás piezas sometidas a fricción y altas temperaturas le ha hecho recuperar terreno en la valoración que le dan los amantes de la marca.

El Ferrari BB dio una nueva dimensión al concepto de auto
deportivo exótico y permitió a Ferrari recuperar el rezago
técnico que por más de un lustro mantuvo con Lamborghini

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