lunes, junio 19

El Leaf no fue el primer carro eléctrico creado por Nissan

La sorprendente historia del electro-pionero en la firma japonesa.


  • Mientras Nissan celebra que su utilitario Leaf es actualmente el vehículo con motor “cero emisiones” (ZEV por sus siglas en inglés) más vendido y más reconocido del mundo, diversos especialistas han recordado que los experimentos de la franja japonesa de la Alianza global Renault Nissan se remontan a la inmediata posguerra y germinaron en un primer prototipo totalmente funcional que fue públicamente exhibido en 1947.


  • El artífice de la hazaña no fue propiamente Nissan, sino una empresa denominada Tama Car Co. fundada pocos años antes como Tachikawa Aircraft antes de cambiar los aviones por los autos como objetivo comercial.  Tama inicialmente mantuvo razones comerciales diferentes para sus actividades con autos eléctricos y de tipo utilitario, pero las empresas acabaron fusionándose para crear Prince Motor Co en 1952, siendo ésta empresa la que pasó a manos de Nissan-Datsun en 1957.
    El nombre Tama procede de la región de Japón donde se estableció la empresa y, al igual que el resto del país en esos duros años de posguerra, la prioridad para cualquier iniciativa industrial era racionalizar al máximo los recursos, que no eran muy abundantes.  Una circunstancia que afectó particularmente el suministro de combustibles, lubricantes, cauchos y metal para hacer vehículos.   Allí nació la idea de concebir un auto de bajo precios y tecnología elemental, que pudiera de ser posible funcionar sin necesidad de combustible.
    El resultado del trabajo de Tama Motor Co, el Tama Electric, apareció en 1947 en forma de un mini auto con carrocería cerrada capaz de trasladar a dos pasajeros y a una carga útil de unos 300 kilos a velocidades de hasta 34 km/h y por un lapso de hasta dos horas (unos 65 ms) hasta agotar sus baterías.
    La experiencia de Tama en los tiempos de Tachikawa Aircraft permitió dar al miniauto un diseño exterior aerodinámico y también configurar las baterías, el compartimiento donde estas van alojadas (con una bandeja extraíble para darles servicio con facilidad, al estilo aeronáutico), el sistema eléctrico en sí y otras particularidades.
    Otras especificaciones del auto señalan un peso de 1.100 kg en condiciones de marcha, pero sin pasajeros y precisan que el vehículo mide 3.03 metros de largo, 1.23 de ancho y 1.63 de largo, por lo cual era algo más corto que un Volkswagen Escarabajo contemporáneo, aunque también algo más alto.
    La carrocería del Tama Electric, de tipo station wagon, proponía la posibilidad de disponer de un volumen de carga acorde a la capacidad, admitiendo la instalación de asientos adicionales para otras dos personas.
    Informes proporcionados por Nissan agregan que el Tama se movía gracias a la carga acumulada en ocho baterías de plomo-ácido que se instalaban a los costados del auto (cuatro por lado).  El peso de estas baterías era elevado, por lo cual los ingenieros instalaron unas asas laterales y unas pequeñas ruedas, a fin de facilitar su manipulación, pues debían ser removidas del vehículo para ser cargadas.
    En 1948 Tama ofreció uno de los prototipos del Tama Electric al Ministerio de Comercio e Industria de Japón a fin de que éste lo evaluara.  Las cifras de rendimiento y autonomía medidas por los peritos ministeriales fueron similares a las que ofrecieron los creadores del auto y en general el rendimiento de éste fue considerado satisfactorio por sus examinadores.
    Aunque el Tama Electric hizo eficientemente lo que sus creadores esperaban de él, su rendimiento era muy inferior al de un auto tradicional y su costo de producción era mucho mayor, por lo cual resultó más rentable la idea de construir autos pequeños con elementales motores de combustión interna.  La experiencia, sin embargo, fue atesorada y fue el inicio de un largo proceso de aprendizaje durante el cual Nissan adquirió la suficiente experticia en materia de autos ZEV, concretando ésta en el Leaf, que sí consigue en su actual formato ser una alternativa a los vehículos con motores de combustión interna, ofreciendo rendimientos similares y costos de operación suficientemente atractivos, considerando el menor costo de las recargas eléctricas frente al del combustible en varias de las ciudades y países donde éste carro es todo un suceso comercial.


    Su rendimiento no fue muy impresionante, pero el Tama
    demostró que era posible hace 70 años desarrollar un
    auto eléctrico con un mini presupuesto de investigación.

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